Contrariamente a lo que se suele decir o creer, la tradición obliga a una conversión permanente. La tradición no es un picnic, ¡toda una vida en el spa! La tradición exige un esfuerzo constante. Y hasta el esfuerzo más importante: no olvidar. Sólo hay una tradición viva, y vivir es correr el riesgo de vivir.
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