vulgaridad
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El pegajoso moralismo de Occidente
Siempre es divertido e instructivo comprender las contradicciones de los adversarios. Cómo, de esta sociedad moderna tan orgullosa de su libertad, de su forma de concebir la intimidad, esta sociedad de la sensualidad (cuando se ha tenido el cuidado de confundir sensualidad con pornografía), emerge una sociedad mojigata, restrictiva y voyerista. Continuar leyendo.