Partición según Creonte

Creonte divide a sus interlocutores en dos clanes, los que están con él y los que están contra él. Ya no negocia y amenaza a los que se oponen. La fuerza lo domina, cuando la fuerza nunca debe servir más que para proteger, y así sucede siempre con los que se entregan en cuerpo y alma a la voluntad de poder. Manejar la fuerza como poder es creer que el miedo es el motor del poder y establece la autoridad cuando se parece más a la caricia de un padre en la mejilla del hijo después de un acto de estupidez. Si el poder reina en la práctica, debe ser siempre un mañana de autoridad donde se crea suficiente a sí mismo. Creonte ya no sabe de dónde habla o al menos habla de un lugar imaginario al que acaba de llegar y que no existía antes de su llegada y que fue creado por él para él. Como si fuera rey, Creonte ya no estaba compuesto por los mismos elementos de carne, hueso y genética que el día antes de su coronación. Creonte se abraza y se da la identidad de un rey que olvida de dónde viene y lo que le debe a su pasado que se borra con su llegada al poder. Si la identidad resulta ser una búsqueda y en parte una construcción construida por los propios gustos y elecciones, todo un fundamento de identidad existe, incluso preexiste, en nosotros antes que nosotros. Demasiadas identidades se escriben estos días, cristalizando en este trasfondo o sólo en la investigación, cuando el equilibrio preside la identidad.

Los enantiodromos, el tenedor de la vida

Creonte se transforma en un tirano. Se convierte en lo que imagina que debería ser. Es el enantiodromos , este momento y este lugar entre los griegos, el que narra la verdadera naturaleza de un hombre cuando, en la encrucijada, debe afrontar la elección del camino a seguir. El enantiodromos es la bifurcación donde nace el que deviene... Como un advenedizo que se apodera del rayo de Zeus, Creonte carece de la educación y comprensión de su poder que sólo le puede dar la 'autoridad'. Creonte piensa en términos de derecho cuando primero debería pensar en términos de deber. Ser uno mismo nunca es un hábito, la identidad es una búsqueda y una afirmación, un enantiodromos , como un estado de sitio, ¿quién soy? A dónde voy ? Tienes que cuestionarte constantemente y explorar el misterio de la vida, pero enjaezado con lo que sabes de ti mismo y con el acuerdo del mundo, es decir que hay algunas certezas, no puede haber nada, de lo contrario no hay Antígona. ..

Enfréntate a ti mismo, una transfiguración

Es difícil comprender en nuestro tiempo donde reina el individualismo que la acción de asumir la culpa de que uno no piensa en sí mismo, que uno piensa en el otro, pero que necesariamente también es de uno mismo, necesariamente, porque ya he cometido esto especie de culpa por acción u omisión, esta culpa no me es desconocida, la acción de refrendar la culpa que, aunque no sea de uno mismo, podría tener que ser, pues para refrendar la posibilidad de la exposición de mi debilidad, una momento de intensa y prodigiosa humildad, me transgrede a mí mismo y lo obliga a salir de su comodidad; este gesto provoca, sin que yo tenga siquiera que llamarlo ni buscarlo, el traspaso de la membrana que me separa de otro en mí que todavía no conozco, otro que supera mi naturaleza, puede -ser otro prestar-natural , la transfiguración que me permite ser más que yo mismo.

Antígona, rebelde e íntima (4/7. Libertad)

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Antígona no cobraba vida al anochecer. Antígona nace con el alba. Es al amanecer cuando Antígona se vuelve anti , lo que significa enfrentarse y no contra . Ante el reflujo del ejército de Argos, Antígona emerge de las sombras donde podría haber residido toda su vida, no para resolver el enigma de la esfinge como su padre, no para resolver el enigma de las etapas de la vida, sino para llenar el espacio entre cada uno de ellos. Edipo se arrancó la piel, las uñas, los nudillos. El anochecer describe un estado incierto tanto en la mañana como en la noche. Antígona se levanta con el día, con la aurora, cuando la libertad toma vida, y por tanto cuerpo.

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Los funerales

Los funerales sirven para apuntar con precisión diabólica un dardo que viene a reventar el absceso del dolor para dejarlo salir suave y terso como la infusión de un enfermo, hidrata a los que quedan al borde de la orilla de los vivos, le brinda el consuelo de estar siempre un poco con la persona desaparecida, pero al mismo tiempo le recuerda su ausencia… Es difícil no deleitarse con ella y no odiarla al mismo tiempo. La pérdida cambia toda la disposición del vivo porque ve la huella del muerto por todas partes, algunas habitaciones están adornadas con flores cuando nunca lo han estado... El muerto impone un prisma al vivo que lo ve en los lugares donde este último tiene nunca poner un pie. La imagen mental permite recordar e imaginar y entrelaza frenéticamente los hilos de uno con los hilos del otro en una loca sarabanda que embriaga y enronquece hasta que ya no somos capaces de diferenciar lo que es verdad de lo que inventamos. El tiempo no hace nada, o más bien teje esta confusión. Pero, ¿seguimos queriendo separar la memoria de la imaginación?

No lloramos a alguien, es el duelo lo que nos moldea, es la pérdida de un ser querido lo que nos moldea.

El significado… de los funerales

El mundo contemporáneo se emociona con la fórmula make sense , traducción perfecta de la expresión anglosajona, make sense . Es reconfortante repetirse esta expresión sin que realmente tenga ningún… significado, así que recogemos cositas que tienen sentido, pero ¿cuáles son esos mini-significados que se encuentran en el suelo casi por casualidad? ¿Qué son esos sentidos de piel de dolor que Por la destrucción metódica de la familia falta la transmisión entre generaciones, se pierde el sentido de nuestras acciones, entonces hay que inventar sentido , hay que crear sentido, hay que darse la ilusión de seguir viviendo, de no haber abdicado. . El engaño está respaldado por la ignorancia, y en este punto también, el engaño no es nuevo. El significado que le otorga la muerte en el seno de la familia, este significado casi totalmente olvidado en la actualidad, es recordado por Antígona en la obra de Sófocles donde se erige como guardiana de los valores que liberan, porque protegen al hombre de la muerte 'animal. Antígona reafirma lo que el hombre puede y no puede; se apodera de una fuerza destinada a protegernos de nuestra voluntad de poder ya enseñarnos el tiempo de la responsabilidad; un tiempo hoy encomendado a especialistas que sustituyen a la familia, las personas que la componen y los tenues vínculos que se tejen entre ellos a lo largo del tiempo.

La pena

El dolor se asemeja al contragolpe que va y viene con languidez, sin languidecer, sobre la roca hierática que cumple su papel de chivo expiatorio. La arrolla casi siempre y, si falla el tiro, si no doma del todo a la roca en el momento, nunca se resigna, siempre recupera el impulso y, como una especie de finta, la sortea, la rodea, lo abraza y lo abraza la próxima vez!

¡Libertad querida!

Antígona es libre y, como la libertad se gana constantemente, sería justo decir que Antígona es libre, porque nunca dejamos de liberarnos y de aprender a liberarnos. La libertad es el don más reprimido, porque la libertad representa la verdad, es el mejor intérprete de la vida. Doma el destino y llama a ser más que uno mismo.

La conversión permanente

Contrariamente a lo que se suele decir o creer, la tradición obliga a una conversión permanente. La tradición no es un picnic, ¡toda una vida en el spa! La tradición exige un esfuerzo constante. Y hasta el esfuerzo más importante: no olvidar. Sólo hay una tradición viva, y vivir es correr el riesgo de vivir.