Releyendo apuntes tomados hace años mientras leía El regreso a lo trágico de Jean-Marie Domenach , recuerdo nuestro encuentro. Lo veo llegar a mi pequeño estudio en Forks, pidiéndome una copa de vino y yo comenzando a explicarle a través del menú la orientación que quería darle a nuestra entrevista. Y me miró con los ojos redondos, volviéndolos a girar, y de pronto lanzándome entusiasmado: “Pero tú has leído mis libros… No estoy acostumbrado a encontrarme con periodistas que hayan leído mis libros”.
Este encuentro quedará como uno de los encuentros muy bonitos que he tenido como periodista. Hablaremos más de dos horas de moral y moralismo, Saint-Just y Nietzsche. De Dios también. Sobre todo de Dios.