La Iglesia es intransigente en principio, porque cree, y tolerante en la práctica, porque ama. Los enemigos de la Iglesia son, por el contrario, tolerantes en principio, porque no creen, pero intransigentes en la práctica, porque no aman. La Iglesia absuelve a los pecadores, los enemigos de la Iglesia absuelven los pecados.
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