Dios mío, creo que estás presente en el Santísimo Sacramento. Te amo sobre todas las cosas, y mi alma te anhela.
Ya que ahora no puedo recibirte en el Santísimo Sacramento, ven al menos espiritualmente a mi corazón. Te abrazo como si estuvieras dentro de mí y me uno enteramente a ti.
Vaya !
no permitas que jamás tenga la desgracia de separarme de ti. ¡Oh Jesús! mi soberano bien y mi dulce amor, hieren e inflaman mi corazón para que arda siempre con vuestro amor.
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