Lo que dice Monsieur Ouine en nuestro tiempo…

Monsieur Ouine , una de las mejores novelas francesas del siglo XX, ofrece muchas respuestas al mundo moderno a medida que avanza. Las pocas citas que siguen dan una idea del Mal insinuado por todas partes.

Pág. 210. – ¡Ay! Amigos míos, la vida sobrenatural, la vida de las almas, de las pobres almas, tampoco está exenta de mucha basura... Hay vicio, hay pecado. ¿Si Dios abriera nuestros sentidos al mundo invisible, al único aspecto... al único aspecto de lo espantoso... de las abominables proliferaciones del mal?
P 211. Y la parroquia es una pequeña iglesia. Pero si la última parroquia moría por imposibilidad, no habría más iglesia, ni grande ni pequeña, ni redención, ni nada, Satanás habría visitado a su pueblo.
– Todavía hay muchas parroquias en el mundo. Pero este está muerto. ¿Tal vez ella ha estado muerta por mucho tiempo?
P 213. Y ahora el mal ya no te calienta, prosiguió el cura de Fenouille. […] Te sientes todo entumecido, todo frío. Siempre hablamos del fuego del infierno, pero nadie lo ha visto, amigos míos. El infierno es frío.
P 218. El odio al sacerdote es uno de los sentimientos más profundos del hombre, es también uno de los menos conocidos. Que es tan antiguo como la especie misma nadie lo duda, pero nuestra época lo ha elevado a un grado casi prodigioso de refinamiento y excelencia. Es que el abatimiento o la desaparición de los otros poderes ha hecho del sacerdote, pero tan envuelto en la vida social, un ser más particular, más inclasificable que cualquiera de los viejos mágicos que el viejo mundo tenía encerrados en el fondo de la vida. templos, así como animales sagrados, en la sola familiaridad de los dioses.
P 237. Este pueblo, y muchos pueblos que se le parecen, prosiguió el párroco todavía tranquilo de Fenouille, todos estos pueblos una vez cristianos, cuando comienzan a olvidar el nombre, suponiendo que se les dio uno.
P 239. Sí, señor, llega la hora (¿acaso ya ha llegado?) o el deseo que se cree tapiado en el fondo de la conciencia y que ha perdido hasta el nombre, reventará su sepulcro. Y, si todas las demás salidas están cerradas para él, encontrará una de carne y hueso, sí, señor, lo verá aparecer en formas inesperadas y, me atrevo a decir, espantosas, horribles. Envenenará las mentes, pervertirá los instintos y… ¿quién sabe? ¿por qué el cuerpo, nuestro miserable cuerpo indefenso, no ha de volver a pagar el rescate del…, del otro? un nuevo rescate?
P 240. Sí, señor, sois libres de establecer un orden del que Dios está excluido, pero así habéis denunciado el pacto. Vaya ! ¡Sin duda la antigua alianza no se romperá en un día, la Iglesia está unida a la sociedad, incluso caída, por demasiados lazos! Sin embargo, llegará el momento en que, en un mundo organizado para la desesperación, predicar la esperanza será como arrojar un carbón encendido en medio de un barril de pólvora.

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