Querido padre,
Es con gran placer que doy la bienvenida a su partida. No porque me alegro de que abandones la capilla de Notre-Dame du Lys, sino porque me alegro de haberte conocido y de que continúes tu sacerdocio mostrando el ejemplo del sacerdote según Benoit XVI.
Ayer, para la fiesta de la Santísima Trinidad, celebró su última misa según el rito extraordinario en el distrito 15 de París. A esta piadosa capillita, adonde llegasteis en 2009 cuando la diócesis de París empezó a asumir la responsabilidad de la capilla ya nombrar sacerdotes a su servicio. ¡Y aunque ya había sido ordenado sacerdote durante casi diez años, aprendió a celebrar la Misa según el misal de 1962! ¡Una gran lección de humildad! Te has moldeado a ti mismo en el molde de la forma bimilenaria. Para atender la petición de vuestros superiores, pero también la de un grupo de fieles amantes acérrimos del rito extraordinario.